El niño caminaba por el paseo del parque
de la mano de su madre,
y cuando acabó el bocadillo
dejó caer al suelo el papelillo.
La niña paso junto al papelillo
y pensó en hacer lo mismo,
dejó caer el zumo
que rodó y rodó junto a un arbusto.
El bebé en su carrito
se fijó en lo que hacían los niños,
y tiró un muñequito
al que ya no tenía ningún cariño.
Siguió pasando gente
por el paseo del parque,
cada uno tiraba sus cosas:
latas, papeles y hasta pañales.
Una tarde de sol radiante
niños y padres caminaron al parque,
pero no pudieron entrar
con tanta basura y suciedad.
El paseo del parque se cerró,
las plantas se quedaron solas
rodeadas de la basura
y su mal olor.
Al caer la lluvia
el agua se ensució
y las plantas fueron muriendo
y nunca más se las vio.
Una mañana soleada
un niño salió al parque,
recogió una botella
y la tiró en la papelera.
La niña que lo vio
recicló su caja de cartón
y enterró una semilla
de su rodaja de melón.
Uno tras otro los padres y niños
recogieron todos los desperdicios
y fue así como el paseo del parque volvió a sonreír
y a recibir a muchos, muchos amigos.
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